sábado, 31 de octubre de 2009

HALLOWEEN III: Season of the Witch

Tengo que confesar que desde chavito, nunca fueron de todo mi agrado las películas de tipo Halloween. Pertenecientes al género Slasher, ese donde degollan adolescentes cuando van a tener relaciones sexuales, los filmes de ese estilo dejan mucho que desear por repetitivos, faltos de imaginación, previsibles, con secuelas pésimas y algunos terminan siendo de risa involuntaria.
Sin embargo, hay una secuela de la saga de “Halloween” que particularmente me gusta mucho. Es la de “Halloween III: Season of the Witch”, dirigida en 1982 por Tommy Lee Wallace, que entre otros trabajos está la adaptación de la novela de Stephen King, “Eso”.




De entrada, la película siempre me resultó llamativa por diferente. A diferencia de las anteriores dos versiones de Halloween, esta cinta no recurre al Slasher, no persigue chavitas virginales por todos lados y se va por la tangente diferenciándose del resto de las películas de la propia franquicia de terror. El argumento de esta versión es increíble, interesante y hasta tiene su lado político.
Un día de octubre, al parecer común y corriente, Harry Grimbridge, dueño de una tienda de disfraces, aparece. Vemos al señor en una situación límite. Perseguido por unos tipos extraños y con máscaras, el señor, tras huir, acaba en un hospital. Uno se pregunta ¿y el asesino Michael Myers?
Efectivamente, el famoso asesino en serie de las dos versiones anteriores no aparece en esta película. En su lugar, vemos la lucha del dr. Daniel Challis (interpretado por Tom Atkins), contra una compañía de máscaras. Es avisado de un caso en un hospital y lo llaman de urgencia para que vea un caso raro. Mientras tanto, en la televisión no dejan de transmitir los comerciales de la compañía y es cuando podemos disfrutar de una de las mejores partes de la película. Una canción sobre la época de Halloween realmente hipnotizante, bizarra y tenebrosa.
Cosas raras empiezan a suceder alrededor, un paciente es eliminado por los misteriosos hombres trajeados, uno se suicida quemándose en un auto y Challis se aventura en el corazón del infierno en Santa Mira, California, el lugar donde se fabrican las máscaras.
Ahí, la empresa donde se elaboran los antifaces es una corporación de tintes maléficos e intenciones violentas. Las caretas tienen un chip integrado, restos de piedras de Stonhenge con poderes violentos, que combinadas con la exposición a los comerciales dejan a las personas que las portan en un estado de putrefacción, en una lucha de un hombre contra el capitalismo, los efectos de la televisión y hasta los irlandeses.



Halloween III quedó aplastada por los críticos y los fans de la saga. Quizá por las razones anteriormente mencionadas, dejar fuera al sádico Mike Myers y poner situaciones muy sacadas de la manga. Hay cosas que evidentemente no quedan claras. La película vale por ver el traumático comercial, los elementos de crítica que hay detrás de la cinta, mostrándonos una película de terror algo chafa, pero muy divertida. Torpe, pero algo original. Poco clara, pero con efectos especiales curiosos y vanguardistas para la época. En fin, Halloween III, es un producto estilo serie B que merece la pena verse como un producto curioso.

Por: Beto.



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