lunes, 30 de noviembre de 2009

Programa 11: hombre mirando al sudeste

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Una de las grandes películas del cine argentino es Hombre mirando al sudeste, creada en 1986 por la productora Cinequanon. Estrenada el 2 de abril de 1987, en el cine Monumental (Buenos Aires, Argentina), está película nos cuenta la historia del Dr, Julio Denis, quien se encuentra con un nuevo paciente en el pisquiátrico, Rantés, un individuo que afirma venir de otro planeta. ¿Quién es el verdadero loco, Rantés o el doctor? ¿De verdad es un paciente o es un ser de otro planeta?
Escuchen el podcast para saber las respuestas.



domingo, 29 de noviembre de 2009

The cove

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"the cove"



Varios amigos me habían comentado sobre el documental llamado “the cove”, que en cierto sentido, cuando lo recibí, no tenía ni idea de que trataba, solo sabía lo poco que había visto en internet: trata sobre la protección de los delfines y actividades en contra de esta práctica.
El documental, dirigido por Louie Psihoyos que también es el director de una organización no gubernamental llamada “sociedad de la preservación oceanográfica” nos hace ver, de una forma increíblemente clara (y en ciertos sentidos… crueles) una actividad que es, literalmente, una matanza de delfines en un pequeño poblado de Japón llamado Taiji.
Al principio, y he de decir la verdad, pensé que el documental tendría falta de objetividad, que sería un documental de otros activistas en los que nos resaltan ideas de cómo: “todos están mal, excepto nosotros”. Sin mucho interés, empecé a observar un documental, que sin levantar mis deseos, comienza de una forma muy lenta y llena de lugares comunes… ¡y de pronto! Todo cambia. El filme nos empieza a mostrar diferentes puntos de vista, contestados de muchas y diversas formas (no por ello la subjetividad de los directores estaba presente) pero intentaron hacerlo lo más objetivo posible y logrando mostrar ideas que chocan de una manera sencilla y hasta en ciertos momentos… disparatada.
Richard o`barry, quien es uno de los activistas pro-delfines del mundo (y también entrenador de Flipper) nos muestra un mundo, realmente sangriento, de una matanza de delfines que es a tal grado su magnitud, que el agua del mar es roja de toda la sangre, una imagen que en cierto sentido impacta. Es divertido ver que el amor de esta persona por los delfines puede llegar al punto de haber sido arrestado muchas veces por muchos años alrededor del mundo, y en el documental podemos observar cómo, su sola presencia en el pueblo de Taiji, es pretexto para que la policía local lo espié y detenga sin pruebas en todos los casos.
Interesante fue ver que el documental que empieza con un toque puramente activista, se vuelve una especie de thriller de ciencia ficción donde tienen que hacer cámaras camufladas de rocas, buceo a escondidas, aviones disfrazados, usar equipo infrarrojo de alta tecnología, solo para mostrarnos al mundo algo que nos dicen desde el principio del documental.
Ya todos sabemos al ponerle play a la película de que trata el documental, una queja contra la matanza, pero avanzando y descubriendo que las personas (un grupo de amantes del mar) se unen para poder mostrarle al mundo como y la realización de la matanza. Y además nos muestran todas las preguntas: ¿es una tradición? ¿se comen la carne? ¿Cómo los matan? Etc. Por lo tal, la idea del documental se pierde, en el sentido de que ahora lo que deseas es ver ¿Cómo van a lograr grabarlo si siempre los están persiguiendo? (la policía hasta los detiene para advertirles a que lugar no ir) y ¿Qué es lo que esconden en esa pequeña bahía japonesa?
El documental ha recibido varios premios alrededor del mundo (Sídney, Sundance, hotdoc, etc.), fue propuesto a la lista de participación para el Oscar que se realizará en el 2010 (no estoy seguro si fue elegido finalista). Aun así, considero que es un documental digno de ver, es divertido, es interesante, es fuerte y como su nombre indica, documenta una historia que podría tener gente en los dos bandos. Si pueden obtenerlo, véanlo con ojo crítico y diviértanse.

por: frodo

jueves, 26 de noviembre de 2009

2012

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Por: Beto Basto



Desde que el cine empezó, dos de las características que lo hacían( y siguen haciendo) interesante, es la diversión y capacidad imaginativa de quienes lo dirigen. Conforme iban pasando los años, salieron nuevas técnicas, temáticas y formas de ver la vida que llenaron al séptimo arte. Es por ello, que puede llegar a ser verdaderamente molesto ver películas como "2012".En este filme sobre desastre no hay nada de lo anteriormente descrito:

No hay una temática interesante, es poco imaginativo, con tiempo y dinero gastado sobre algo muy visto con anterioridad.La trama es sobre algo muy simple: la destrucción del mundo en el año 2012.


Diversas culturas del mundo habían planteado el fin de los tiempos y al parecer, las profecías se están cumpliendo. Desde años antes, un científico llamado Adrian Helmsley (Chiwetel Ejiofor) viaja a la India para encontrarse con su conpañero Satnam(Jimi Mistry), quien le muestra que reacciones físicas elevan el núcleo de la tierra, poniendo en peligro la vida de ésta. Enseguida, el propio geólogo le avisa al jefe de gabinete de Estados Unidos, Carl Anheuser (Oliver Platt), de los fenómenos que están sucediendo. El reporte llega al presidente de Estados Unidos Thomas Wilson (Danny Glover), de quien suponemos es una especie de "Barack Obama" , que solicita reunirse con los prinicipales jefes de estado de todo el mundo y se crea la IHC (Institute for Human Continuity), cuyo principal objetivo es preservar algunos seres humanos, animales, plantas, etc.Mientras todo lo anterior sucede, un escritor de Nueva York, divorciado y que trabaja de chofer, Curtis Jackson (John Cusack), planea un viaje familiar con los dos hijos del matrimonio que formó con su ex Kate (Amanda Peet). Jackson lleva a los dos niños al Parque Nacional de Yellowstone y es ahí ¡oh sorpresa! donde descubre el fin del mundo gracias a los informes de un locutor radiofónico semihippie llamado Charlie Frost (Woody Harrelson). Después, inicia una serie de fenómenos meteorológicos y climáticos como vientos fuertes, terremotos, grietas en la tierra y tsunamis que acaban con todos lo rincones del planeta, incluyendo donde ellos viven. A continuación va una serie de ridiculeses dignas de Ripley (el programa, no la teniente interpretada por Sigouney Weaver que sale en Alien):Pasan media ciudad de Los Angeles en destrucción sin lastimarse un pelo en auto, un tipo con un par de lecciones de vuelo puede volar más de 12 horas seguidas como copiloto sin ir al baño, los "malos" se vuelven buenos y todos los líderes de los países obedecen sin discusión.

Para concluir, si sucediera una situación similar en el futuro, uno piensa que se salvarán las siguientes personas para conservar la raza humana:



1. Supermillonarios que pagaron $ 1,000 millones de dólares por persona.

2. Líderes de los países.

3. Unos colados cuyo número no llega a 10 personas.

4. Obama continúa endiosado por muchos, en especial por los que hicieron este filme.



Alguien debería sugerirle a Roland Emmerich que deje de filmar. Cada vez propone algo más predecible, como si para él dirigir películas fuera nada más un trámite burocrático para cobrar su cheque. Todos sus productos caen en la misma temática: es el clásico director extranjero que va a Hollywood a filmar churros, producir imágenes caras sobre desastres donde un tipo simple e idiota (para variar gringo), salva al mundo de cagada. En resumidas cuentas casi todas sus películas son eso. Apenas dignas de verse en copia pirata.Si antes nos llenó de patriotismo americano con "Día de la independencia", nos protegió de un monstruo como lo fue "Godzilla" o nos advirtió que vendría el "Día después de mañana", esto es peor. Con una duración aproximada de 3 horas, 2012 es más larga que la dictadura cubana. Sólo los efectos sobresalen en una película tan vacía, una muestra que el chiste de hacer filmes sobre desastres naturales se ha hundido, tal como le sucede al planeta en pantalla.

jueves, 19 de noviembre de 2009

México, te amo

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¿Han visto Paris, je t'aime? Esa película francesa que consta de varios cortos de diferentes directores sobre la ciudad de París. Bueno sino la han visto, como en todos los filmes de ese tipo se han perdido de cortos buenos, malos y regulares. 20 cortos sobre los barrios de la ciudad parisina, mundialmente conocida como una "ciudad del amor" , en sus diferentes facetas.

Ahora, en IMDB.com planteaban que en dado caso que se realizara una versión sobre México, quienes serían los directores, estos serían algunos posibles directores y sus segmentos:




Quentin Tarantino dirigiendo en Tepito.

Alfonso Cuarón en el Chopo.

Guillermo del Toro en Coyoacán.

Fernando Eimbcke en Tlatelolco o Polanco.

Gus Van Sant encargándose de la Zona Rosa.

Jean Pierre Jeunet y Michel Gondry en San Ángel o la Roma.

Walter Salles y Oliver Stone en La Villa de Guadalupe o la Basílica.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Eagle VS. Shark - programa 10

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Eagle Vs. Shark es una pelicula neo-zelandesa que nos muestra como una pareja de raros pueden convivir en situaciones que podrian considerarse complicadas o en ciertos momentos extrañas, hablamos en este programa sobre esta pelicula dirigida por Taika Cohen, que nos parece bastante buena por algunas buenas razones (por mas raras que estas lo sean).

México año 2000: El país que alguna vez muchos soñaron

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Por: Beto Basto

Fotos: Taringa

Si tuviéramos que ejemplificar el ideal de México como país en los ochenta, tendríamos que revisar la película "México Año 2000". Filmada por Rogelio A. González, que entre su filmografía está el clásico del cine mexicano "El Esqueleto de la Señora Morales", y Chanoc, por mencionar las más conocida, es un retrato idílico del México muchos soñaron en los tiempos de la dictadura priísta. Filmada en 1983, con Héctor Lechuga y Jesús Salinas interpretando a varios personajes, "México Año 2000" es una comedia que resulta interesante por su inocencia, debido a que más de una situación en esta cinta es de risa involuntaria.
Un día, los dioses del universo toman la decisión de acabar con el planeta tierra y le presentan sus argumentos a su jefe. Desean conservar a las plantas y los animales porque ellos han cumplido su trabajo, no obstante, los humanos serán exterminados. Enseguida, llega un Dios apurado pidiendo una oportunidad para la tierra. El Dios, interpretado por Héctor Lechuga, un viejo e ilustre cómico azteca conocido por sus personajes en el lejano programa "Ensalada de Locos", insiste y da muestra de cómo ha mejorado el planeta en los últimos años y como ejemplo les muestra México.
Enseguida, vemos la vida de una "típica" familia mexicana del año 2000. En un decorado tipo futurista, vemos al papá leyendo puras cosas positivas sobre la familia y su país mientras desayuna con todos. Lo que lee el progenitor es algo muy graciosísimo: "Miren , la película más taquillera de todos los tiempos es mexicana... nuestro cine es el más premiado en todos los festivales: Cannes, Venecia, Berlín y en el más importante, el de Chiconcuac".
El chiste no acaba ahí, el padre sigue empalagado con los triunfos de aztecas en el mundo, continúa diciendo: "Mira, la selección mexicana venció 4-0 a Brasil". Remata con leyendo la nota que menciona sobre el presidente de Francia. "Viene para aprender el sistema político del PRI", dice visiblemente emocionado.
Después, tras una serie de alabanzas patrioteras, los chavitos, su mamá y papá echan porras al estilo futbolero: "A la bio, a la bau...México, México, ra, ra, ra". Una broma, pues.
Después, cuando los niños se van a la escuela, les narran como era en la antiguedad el ir a clases y vemos un montaje de imágenes de las personas que a diario transitan en la ciudad de México. Ya en la escuela a donde asisten los niños mexicanos del futuro, se puede ver un cartel que dice "Domingo próximo clases como siempre, a petición de alumnos y maestros".



Pizarrón que anuncia que habrá clases el domingo.


A continuación, vemos como México es un país desarrollado más allá del primer mundo, donde no hay pobreza y las principales calles del DF han sido sustituidas por parcelas. Vemos un país diferente, en el cual nada está centralizado, los jóvenes estudian agricultura en Oaxaca, música en Guanajuato y todo mundo se transporta en carritos como los de golf. Ah, pero eso no es todo. Los indígenas son al menos trilingues, se comunican por medio de curiosísimos"comunicadores" muy similares a los hoy conocidos celulares y no tienen problemas con sus parcelas. Además, los camiones van tranquilos, ninguna persona va apretada y hasta puede escucharse música clásica cortesía de jóvenes ejecutantes que hacen su servicio social cantando en el transporte público.Vemos la historia de un país idílico, lejos de la gandallismo nacional que asentaba sus bases en esa época, a dos compadres soñadores que terminan construyendo su nave espacial y se convierten en los pioneros mexicanos del espacio. En fin, una serie de disparatadas situaciones que nos dejan con un buen sabor de boca, a pesar que se nota el bajo presupuesto de forma tremenda, algunos chistes son malísimos y muchos de los personajes de Héctor Lechuga y Chucho Salinas son poco creíbles. De cualquier modo, si alguien busca diversión, comedia, situaciones graciosas, puede ver este filme en vez de ver una horrible sexycomedia o supuestas películas de "arte" del "nuevo cine mexicano". Tampoco uno puede esperar mucho.
El final es predecible y nos hace caer en cuenta que las cosas no siempre son como parecen.





Los primeros astronautas mexicanos.

Por unos momentos, observaremos un México utópico, inocente, de estampita que se quedó en la memoria de lo que nuestros antepasados alguna vez soñaron.
Por cierto, la película se puede encontrar en internet, incluso está en youtube.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Atuk - el guion maldito - programa 9

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En este programa hablamos sobre un guión que hoy en día nadie se atreve a filmar: Atuk. Una historia simple sobre un esquimal causa terror en la industria cinematográfica. Cuenta la leyenda que quienes han intentado actuar o filmar en el proyecto sobre Atuk, han sufrido tragedias como muertes y asesinatos. Esperamos que les gusten nuestros comentarios y estamos atentos a los suyos. Gracias y que disfruten el podcast.

"a mi no me gusta ser brasileño"

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El cronista de las favelas de Río de Janeiro, tras una expedición nocturna por Garibaldi, platica con M Semanal sobre la situación en el país donde se realizarán los Juegos Olímpicos 2014.

Al terminar la rumba en el Casablanca, un cabaret del Centro Histórico de la Ciudad de México, Paulo Lins, el escritor brasileño que se inspiró en su propia vida para escribir Ciudad de Dios, quiere continuar la excursión por la madrugada capitalina. Y Garibaldi suele ser, a estas alturas del partido, una estupenda opción.
Entre mariachis, conjuntos norteños y jaraneros, Paulo halla a una señora bajita, morena e indígena que carga una cajita y unos cables. El escritor carioca me pregunta qué es y le digo que son “toques”, una macabra diversión de la parranda mexicana que consiste en probarse recibiendo choques eléctricos. Hombre de inevitable adrenalina, Paulo agarra inmediatamente las extensiones del voltaje y resiste los toques con pocas complicaciones. Siempre buscando los límites, Paulo decide ponerse los cables en los testículos. El periodista chileno Cristian Alarcón y el historiador mexicano Froylán Enciso le advierten que es peligroso. Paulo se emociona más. Yo le pregunto a la señora bajita que reparte los toques cuál es el riesgo real que hay en eso, y ella me responde con la sabiduría que da la vida nocturna: “No pasa nada, ya ve que así los usan los judiciales”.
Paulo aguanta las descargas durante algunos minutos. Luego la parranda sigue con ese toque carioca de risa y baile, aunque el escritor, uno de los más importantes de Brasil hoy, me diga en entrevista que no le gusta su país.

DEO: Tú viviste en una favela 27 años. ¿Cómo es realmente una favela en Río de Janeiro, Brasil?
PL: En una favela están todos los trabajadores que ven a la clase media como lo siguiente en su camino. ¿Quién es el que vive en la favela? El chofer de autobús, la empleada doméstica, el albañil, el panadero. Son personas pobres las que viven en las favelas, las que están en las favelas.

DEO: Pero uno ve información como si fueran sólo narcos y criminales...
PL: Sí, la policía discrimina a todos. Trata a todo mundo como si fueran bandidos. Les pega y se va de frente contra los jóvenes. No distingue entre trabajadores y bandidos. Si mata, suele matar inocentes. Muchas veces han asesinado a personas que nunca metieron la mano en el narco, que nunca traficaron, que nunca hicieron nada ruin.

DEO: Tú tenías amigos que murieron así.
PL: Tengo varios amigos que murieron asesinados por la policía y al día siguiente la noticia salió en el periódico. Decían: “Murieron, los dejaron por allá”. Algunas veces ni siquiera aparecen los cuerpos. Los que mueren principalmente son negros y mestizos. Hay gente que viene del norte, del nordeste del país, para que les quede cerca donde trabajan; van para Sao Paulo o a Río de Janeiro y encuentran la muerte.

DEO: ¿Qué sientes como brasileño al vivir eso?
PL: Cuando uno es niño es mucho peor, porque de niño no entiendes por qué las personas te tratan mal. Tú no sabes por qué, porque no es un racismo explícito, es velado, es un racismo oculto.

DEO: ¿Cómo se nota?
PL: Nadie habla de que es racista en Brasil. Nadie dice: “Yo soy racista”, pero las personas se asustan en la calle, te tienen miedo a ti que eres negro. Por ejemplo, cuando van andando tres o cuatro negros en los barrios ricos, la seguridad viene y llama a la policía. Es muy difícil convivir con eso, con la discriminación racial.

DEO: ¿Qué piensas de la policía? Hay una nueva película sobre favelas, Tropa de élite
PL: La película es pura realidad. Quien la escribió, Otero, fue un capitán de la policía, un especialista en el tema. Ahora me estoy acordando de los nombres: el capitán Pimentel y otro es Ulises Dan Suárez. Son dos personas que conocen bien la realidad. La cuestión es que el pueblo aplaudió la acción de la policía; la población brasileira aplaudió y le gustó la forma en que la policía allana las favelas, tortura...

DEO: Es una posición totalmente opuesta a lo que tú haces en Ciudad de Dios...
PL: El film también muestra una parte muy fuerte de la corrupción policial y eso casi no fue comentado. Fue comentado que la policía aprehende a los bandidos: qué triste eso de Brasil. A mí no me gusta ser brasileño.

DEO: ¿No?
PL: No. Yo vivo en un país racista. Siempre fui maltratado. ¿Cómo te va a gustar ser brasileño si eres maltratado? ¿Cómo te va a gustar un país en el que la escuela es mala, la educación es mala, la asistencia médica es mala? ¿El país más cool del mundo y eres discriminado todo el tiempo? Yo no creo en Brasil.

DEO: Pero con Lula ha cambiado algo, ¿o no?
PL: Con Lula está cambiando. Hay posibilidades que no se tenían antes, él reintegró a muchas personas de la última línea de la miseria, muchos pobres pasaron con él a la clase media. Cambió un poco, pero faltan muchas cosas todavía.

DEO: ¿Tú conoces narcos?
PL: Sí, son todos mis amigos.

DEO: ¿Cómo?
PL: ¿Por qué los conozco yo? Porque yo viví en las favelas. Cuando voy a ver los trabajos sociales que se están haciendo en las favelas ellos quieren conversar, quieren hablar, contar historias de cómo entraron a la criminalidad, y así en todos los casos, bueno, no en todos, pero a cada favela que voy acabo conversando con muchos de ellos.

DEO: ¿Qué pasaría si se acabara el narco?
PL: Mira, la violencia existía sin el narcotráfico. Siempre existió. ¿Sí? En la propia escuela mía, cada cierto tiempo había muchachos que asaltaban, secuestraban... Porque uno tiene que tener dinero, tiene que comer, tiene que vivir. Uno es residente en un país capitalista y si no tienes dinero, no tienes nada.

DEO: Tú que ahora tienes dinero y eres famoso por tu película y por otras cosas que has hecho, ¿sigues siendo discriminado?
PL: Ahora no porque soy una cara conocida. Todo el mundo me conoce; soy difícil de discriminar. Pero algunas veces voy a comer a algún lugar, un restaurante más fino, más refinado, y no hay negros, regularmente sólo soy yo. Aquí en México es la misma cosa, lo mismo: el mundo todo es así.

DEO: Veo que tienes al Che en tu camisa...
PL: Lo compré en Cuba. En La Habana.

DEO: ¿Qué piensas del Che?
PL: Un gran revolucionario. El mayor. También es la mayor expresión contra el capitalismo, toda esa dictadura indirecta que ahora padecemos en el mundo.

DEO: En tu película Ciudad de Dios usas al personaje Zé de tu novela, ¿existe?
PL: Sí, todos existieron.
DEO: ¿Están ahí ahora?
PL: No, murieron todos.
DEO: ¿Todos?
PL: Todos murieron. No queda ninguno vivo.

DEO: ¿Qué te decían en las favelas después de ver la película?
PL: Mira, yo pensé que iba a cambiar alguna cosa. Yo pensé que en el mundo de las artes o en la parte que fuera, en la parte social, iba a cambiar alguna cosa. Se habla más sobre el asunto en Brasil después de la película, hay un debate muy grande en torno a la violencia, el racismo, la pobreza. En las elecciones yo conversé con dos candidatos a la presidencia de Brasil, incluido Lula. Cambió Brasil, aseguran. Pero faltan, como ya lo dije, muchas cosas.

DEO: ¿Cómo se ve México desde Brasil? ¿Qué ves de México? ¿Qué te atrae?
PL: Siempre, desde las pláticas de hace mucho, México tiene una tradición muy fuerte de cuentos, de poesía. Yo me acuerdo cuando Octavio Paz murió. Me acuerdo que primero se le incendió la biblioteca y él se puso muy triste. En Brasil también estuve en contacto con un artista que está loco, que es Guillermo Arriaga, que me parece uno de los más grandes escritores de la actualidad.

DEO: ¿Lo vas a ver?
PL: Hoy voy a intentar encontrarme con él.
DEO: Es tu compadre...
PL: No. Para mí es uno de los más grandes escritores del mundo hoy. Es muy conocedor de Brasil.

DEO: ¿Qué piensas sobre los periodistas que cubren el tema del narco en Brasil, Colombia o México? ¿Crees tú en la prensa, en los periódicos?
PL: Para que no falte realismo en las notas hay que acercarse a las personas. Tienen que revelar, informar lo que está sucediendo, pero no temer al acercamiento, a la vinculación con las personas. ¿Por qué crees que están allí en el narco las familias? ¿Por qué? ¿Por qué esos niños, que la mayoría son niños, se metieron al crimen? Yo creo que hay que hacer una investigación mayor sobre esas personas que están participando, sobre por qué se fueron para allá. Hay que darles voz, entrevistar a las personas. ¿Sí? Porque no aparecen, no hablan. Son tratados como animales, siempre como animales, pero son personas. Y si están así, si está pasando eso, es por la sociedad. No es culpa de ellos; la culpa es de la sociedad. Entonces no puede ser nada más una entrevista y ya, hay que ir más allá, preguntar por qué, qué fue lo que pasó en la vida de ellos. Yo creo que la entrevista tiene que profundizar un poco más.

DEO: ¿Y tú lees periódicos?
PL: No, no leo periódicos, soy una personalidad como poeta, escritor, persona del cine y ahora de los altos círculos sociales. Pero yo vi de niño y de joven mucha mentira en el periodismo, mucha mentira. Siempre había un hecho dejado... Habían matado a inocentes y decían que eran bandidos y no eran. A veces la policía mata con una bala perdida y siempre dicen que es un bandido quien disparó. Es muy difícil. Cuando vas a las favelas la policía está disparando, no respeta a nadie, entra a la favela disparando como si fuera una zona de guerra, mata niños, mata a todos y siempre dice que son bandidos, y el periódico siempre está del lado de la policía, nunca del lado de los bandidos.

DEO: Pablo, ¿te gustó Garibaldi?
PL: Estoy muy feliz aquí, estoy adorando a las personas... Me gusta México, me gusta aquí, estar aquí. Estoy muy feliz.


Diego Enrique Osorno - Milenio semanal - 2009